domingo, julio 10, 2005

Urbano II.

Papa entre los años 1088 a 1099, que proclamó la Primera Cruzada y reclamó la dirección del cristianismo occidental. Odo de Lagery nació en Francia, estudió en Reims e ingresó en el monasterio benedictino de Cluny, del que fue prior desde 1073. En 1079-1080 el papa Gregorio VII le nombró obispo cardenal de Ostia y de 1084 a 1085 fue delegado del pontífice en Alemania. Elegido para suceder a Gregorio, se convirtió en el primer papa cluniacense.
Durante los primeros seis años de su pontificado no pudo entrar en Roma a causa de la presencia del antipapa Clemente III, impuesto por Enrique IV, el emperador del Sacro Imperio. Mientras tanto, Urbano II siguió oponiéndose a Enrique IV, al igual que su antecesor, en la Querella de las Investiduras. Excomulgó a Felipe I, rey de Francia, por repudiar a su esposa y apoyó a san Anselmo de Canterbury contra el rey Guillermo II de Inglaterra. Renovó e impulsó la política reformista de Gregorio VII con mayor flexibilidad y diplomacia, e introdujo cambios en la curia pontificia.
En sus relaciones con el Imperio bizantino buscó superar el cisma entre los cristianos orientales y occidentales y promovió en Europa occidental la defensa de la cristiandad oriental frente a los turcos selyúcidas. En 1095 durante el Concilio de Clermont pronunció un sermón conminando a la Primera Cruzada que decía mas o menos así:
“¡Reuníos sin tardanza; que los guerreros solucionen sus divergencias y hagan lo necesario para proveer sus gastos; al terminar el invierno y llegar la primavera, disponeos con alegría a emprender la marcha a las órdenes del Señor!”
Su discurso de Urbano II tuvo efectos inmediatos. Primero Clermont y después toda la Europa Feudal ostentó al hombro la cruz de tela roja, en señal de alistamiento. Así se emprendió la Primera Cruzada. Urbano II fue beatificado en el año 1881.

jueves, julio 07, 2005

LAS CRUZADAS.

Constituye la mayor contraofensiva de la cristiandad occidental frente al Islam y la canalización, hacia sugestivas empresas exteriores, de la potencia bélica acumulada por la sociedad feudal europea desde las últimas invasiones bárbaras. Las Cruzadas fueron precedidas por acciones parciales contra los musulmanes en el Oriente cristiano, en España y en Sicilia; pero la idea de una acción solidaria de todos los países cristianos contra su común enemigo religioso, el Islam, se debe al Papa Gregorio VII y fue llevada a la práctica por Urbano II.

sábado, julio 02, 2005

Querella de las Investiduras.

Uno de los grandes problemas de la época medieval, fue la lucha de los monarcas por influir y mandar sobre la Iglesia y los Pontífices. El Cesaropapismo es una expresión que busca explicar esta realidad. Durante el gobierno de Oton I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germano, los emperadores llegaron a establecer una gran tutela sobre la Iglesia. Esta lucha por determinar quien debía investir a los sacerdotes con la calidad de tales, se definió en la llamada: "Querella de las Investiduras". Esta querella consistió en la pelea de la Iglesia en contra del Poder Civil por la Investidura Laica.
A principios del siglo XI graves problemas afectaban a la Iglesia. Los obispos y arzobispos que vivían como verdaderos señores feudales se habían olvidado de sus funciones religiosas.
Los reyes y señores laicos intervenían en la elección de obispos e incluso del Papa, para que éstos fueran de su confianza en los feudos imperiales. Los obispos que ambicionaban tener un feudo, muchas veces compraban sus cargos pagando con la venta de sacramentos.
El Papa Nicolás II el año 1059, estableció que los Papas serían elegidos sólo por el colegio de cardenales y no por el Papa. El primer Pontífice elegido por los cardenales fue el monje cluniacense, Hildebrando, quien adoptó el nombre de Papa Gregorio VII.
Gregorio VII mediante el Dictatus Papae, estableció que la autoridad de la Iglesia no se encontraba sujeta a la de los emperadores. Los obispos no podrían se más investidos por los señores, ni monarcas.
Enrique IV, Emperador del Sacro Imperio Romano Germano, al no estar de acuerdo con esta disposición papal, pretendió deponer al pontífice. Gregorio VII le respondió excomulgándolo y desligando a los príncipes de Alemania de la fidelidad del Emperador.
Enrique IV, debió pedir perdón al Papa en Canossa. Después de pasar tres días descalzo sobre la nieve, el Papa lo recibió y perdonó.
De vuelta en Alemania, Enrique IV, olvida lo prometido y marcha hacia Roma. El Papa debe huir y muere en Salerno. La querella de las investiduras, como se llamó a este conflicto entre la Iglesia y el Imperio, se solucionó en parte, mediante el concordato de Worms (1122). En él se establecía que los sacerdotes y obispos serían investidos por miembros de la Iglesia, los que luego prestarían el juramento feudal de homenaje frente al Emperador.